Votar con el estómago lleno: Está de moda una expresión que nos produce verdadero ardor estomacal; todo el
mundo anda últimamente con lo de “venga, vale, ese discurso te lo compro”. Más
allá de las arcadas que pueda producir la frase, el trasfondo es que algunos todo
lo miden por el único parámetro de comprar y vender. En esa dinámica, en la que
incluso el lenguaje traiciona, han entrado también los compradores de votos.