Tras la Asamblea celebrada el pasado sábado, con motivo del infame Acuerdo alcanzado por la Empresa, UGT y CCOO, la Sección Sindical de C.G.T. ha decidido desconvocar la huelga. En C.G.T. lamentamos profundamente esta decisión pues, lejos de deberse al cumplimiento de nuestros objetivos, obedece a que el Acuerdo alcanzado y la actitud de la Plantilla, dinamitan cualquier posibilidad de conseguir algo más. Aunque para C.G.T., con huelga o sin huelga, esta guerra todavía no ha terminado.
La plantilla ha tenido las herramientas necesarias para conseguir mucho más. Sin embargo, ha ofrecido su peor cara, haciendo como otras muchas veces, la del avestruz. No obstante, agradecemos el apoyo recibido por quienes valientemente secundaron los paros y reprochamos abiertamente la actitud de quienes se han mostrado como l@s parásit@s más peligros@s y despreciables para la Clase Obrera, que no son otr@s que l@s esquirol@s revientahuelgas.
Dicho esto, pensamos que, si hace 8 años, cuando C.G.T. empezó a reivindicar el cumplimiento de la ley por parte de la empresa nos hubiéramos encontrado con este acuerdo, esta plantilla podría haberse dado con un canto en los dientes, pero mirándolo desde la óptica actual, consideramos que se ha perdido una oportunidad inmejorable para conseguir algo mucho mejor. Porque lo cierto es que, aunque lo acordado mejora lo que teníamos, nadie salvo C.G.T. ha querido tocar cuestiones importantes como la situación de los termómetros o el hecho de que nadie salga perjudicado por estar expuesto a más temperatura que la que marque el termómetro.
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A pesar de todo lo dicho y a pesar también de que no hemos firmado el acuerdo, nos otorgamos todo el mérito por lo conseguido, aunque sea menos de lo esperado. ¿Cómo no vamos a “sacar pecho” si otros oportunistas que no solo no han hecho nada, sino que además han torpedeado la negociación, se atribuyen el tanto? Hasta hemos visto al Presidente del Comité haciendo de “reverendo” al más puro estilo de los/as pastor@s televisiv@s americanos, o del PP, dirigiéndose a su “rebaño” faltando a la realidad y desvariando, espetando el discurso de la multinacional. En un arrebato de delirio, con toda su jeta y sin ninguna vergüenza, dice que este Real Decreto lleva vigente desde el año 1997 y que ha salido a la luz ahora, no por el disconfort de la Plantilla, sino a resultas del cambio climático. Como dijera el gran Fernán Gómez, “¡a la mierda!”.
En C.G.T. no sabemos bien si todo ello es fruto de la ignorancia, de la incompetencia, de algún psicotrópico o de lagunas mentales por senilidad o Alzheimer, porque lo cierto es, y totalmente demostrable, que, desde la primera denuncia de C.G.T. respecto al incumplimiento de dicho Decreto por parte de la Empresa, en ningún momento hemos apelado al cambio climático, que es verdad que también nos preocupa, sino precisamente, a mejorar el estado de confort de esta Plantilla.
Quizás este “pelaje” nos salta con éstas para tapar el continuo torpedeo al que ha estado sometiendo durante ocho años nuestra acción sindical, acusándonos junto a otr@s que tampoco han hecho nada, de que nos íbamos a cargar el acuerdo antiguo y la Sentencia.
Lo que tiene que quedar muy claro a esta Plantilla, que tampoco ha hecho nada por conseguirlo, es que si se ha conseguido mejorar lo que teníamos ha sido por la actuación, el tesón, la constancia y la perseverancia de C.G.T. frente a tod@s, porque aquí todo el mundo ha hecho su papel.
C.G.T. presentamos denuncia tras denuncia hasta que una resolución de la Inspección requirió a la Empresa a tomar más medidas dado que el acuerdo de 28 º resultaba insuficiente para cumplir con el Real Decreto. Esto dejó con caras de tont@s al resto del Comité, pero sólo eso, porque para nada se quiso forzar a la Empresa a plantear medidas. Tuvimos que presentar una Demanda Judicial a la que únicamente se adhirió ELA, haciendo gala de un oportunismo sin límites, apostando por “caballo ganador” ¿Y el resto? Pues a verlas venir, cada uno en su papel. UGT y CCOO en su rol barriobajero negociando a espaldas de todo el mundo, para acabar haciendo su mejor papel, el de mamporrer@s de la Empresa.
Jugando con los tiempos y tratando de manejarlos, en el Acto de Conciliación la Empresa se comprometió a presentar medidas. Como acto de buena voluntad C.G.T. paralizamos la Demanda. Seis meses mareando la perdiz, pidiendo reuniones y la Empresa descojonándose de este Comité. Esto dio pie a la convocatoria de huelga, a la que LAB se sumó, pero al parecer no tenía muy claros los motivos de la misma ¿?, ya que a las primeras de cambió abandonaron la Convocatoria bajo el pretexto de que ya habían conseguido su objetivo, que no era otro que forzar una reunión. Vamos a ver, cuando alguien se une a una Convocatoria de Huelga es porque está de acuerdo y comparte los motivos que la provocan, que en este caso no eran forzar a una reunión sino forzar a tomar medidas preventivas. Por lo tanto, el único motivo que se nos ocurre para que se desvinculara, son las dificultades que han tenido para movilizar a su gente, que apenas ha respondido a los paros.
Lo mismo que ELA, que se sumaron a la Demanda, pero luego fueron incapaces de “empoderar” a su gente para mejorar sus condiciones de trabajo. Parece ser que a sus afiliad@s les va el rollo “masoka” pues no les importa que les metan 10 coches más por turno, pero a la hora de pelear por lo suyo…
Y qué decir de la Plantilla. Una Plantilla que se deja someter para cumplir con todas las exigencias de la Empresa, pero que agacha la cabeza cuando de lo que se trata es de pelear por una mejora de sus condiciones de trabajo. Lo triste es que esto, es ya lo habitual. Que pena, ¡así nos va! Y recordad, hemos perdido una ocasión inmejorable, con la Empresa contra las cuerdas, situación de la que ha salido dignamente, por la actuación de todo el resto del Comité y de la propia Plantilla. Cuando estemos sudando pez en los días calurosos o en las noches calurosas que quedan fuera de los márgenes de este acuerdo, nos tendremos que dedicar a la vida contemplativa, a contemplar las botellas térmicas, los pantalones ligeros y esas otras muchas cosas que decía el Presidente en su pantomima particular. ¡Qué triste!