Para Rafa. In Memoriam.

“El halcón moteado se abalanza directo y reprocha mi parloteo y mi tardanza Tampoco a mí me han domesticado, también yo soy inefable

Lanzo mi salvaje graznido sobre los tejados del mundo El último fulgor que pone fin al día se demora por mí

Y proyecta mi imagen como otras, tan real como otras, en los llanos desérticos en sombra Me empuja hacia la niebla y la penumbra

Parto ya como el aire, sacudiendo mi blanco pelo hacia el poniente sol Lanzo mi cuerpo al centro del veloz remolino y lo disperso en jirones de espuma

Me entrego al limo para crecer después con la hierba que amo Si quieres reencontrarme mira bien en las suelas de tus botas Apenas sabrás quién soy o qué quiero decirte

Pero he de darte salud y vigor filtrándote la sangre No desesperes si no me encuentras pronto

De no estar junto a tí mira más lejos Que yo en alguna parte te estaré esperando”

Estas palabras del gran poeta americano Walt Whitman reflejan el dolor y la tristeza por la pérdida de un querido Compañero, pero también la constante perseverancia y la determinación que inspiró, el ánimo que siempre mostró, y su propia afirmación como ser humano, individual y colectivo a la vez.

Ése es Rafael Cigüenza Bonilla, Compañero en la Confederación General del Trabajo.

Su cuerpo menudo acogía un espíritu de lucha inquebrantable, con convicciones, claras, firmes, sencillas. Eso es lo que Rafael, Rafa para quienes gozaron de su Compañerismo y Amistad, revelaba y transmitía. Alguien capaz de aullar a los cuatro vientos su ansia de Libertad, de Igualdad, de Solidaridad, con voz tranquila pero atronadora, sin histrionismos. La voz de un hombre que se siente libre. Un hombre enorme, inmenso.

Fuimos afortunados quienes tuvimos el privilegio de trabajar con él, de luchar a su lado, y quizás lo más importante, de aprender de él. En los tiempos duros, desalentadores en ocasiones, fue ejemplo de lo que significaba no rendirse, no retroceder. Pudo ver crecer en fuerza y tamaño la Organización a la que dedicó gran parte de su esfuerzo y su vida, junto con otros Compañeros y Compañeras que ya no caminan entre nosotros pero sí cabalgan libres en nuestro recuerdo. Poco más se puede desear cuando la trayectoria vital que ha distinguido a una persona llega a su fin. No hay mejor legado. No hay mejor regalo. Por eso sigue ahí… y así permanecerá.

Somos Nosotros y Nosotras quienes estamos obligados a mantener su ejemplo de lucha y tesón, de convicción y de determinación, y hacer que su labor, la labor que nos ha llevado hasta el momento presente y que puede llevarnos mucho más allá, haya tenido sentido. Somos Nosotros y Nosotras los responsables de que la vida y la labor de personas como Rafael Cigüenza Bonilla, Rafa, haya servido para alcanzar ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones, junto a él y a otros Compañeros y Compañeras.

Que personas como él no se recuerden por lo que fueron, sino que estén presentes por lo que son.

Surgirá un nuevo Orden y sus hombres serán los sacerdotes del hombre, y cada hombre será su propio sacerdote.

CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJO

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